Construir un puente, una gymkana en bicicleta en la ciudad, un taller de percusión o de cocina, rafting en el Pirineo, una regata organizada por Aurumyacht para observar el trabajo en equipo… esta última actividad realizada a la vuelta de vacaciones nos ha llevado a volver a reflexionar sobre el Outdoor Training.
Este tipo de actividad que estuvo de moda (¿está?) durante un tiempo en el contexto formativo, fundamentada en una metodología de aprendizaje experiencial, basada en hacer y sentir cosas, orientada a movilizar actitudes para después reflexionar y repensar actuaciones futuras, ha sido debatida en diversos fórums.
Principalmente por considerar que puede tratarse de una actividad de puro entretenimiento, donde el resultado final es una experiencia vivencial, emocional y divertida, pero que no llega a transferir cambios en la realidad laboral de los participantes.
La respuesta a este dilema es la habitual: depende de cómo se desarrolle esta actividad.
Yo misma, que en algún momento he cuestionado su eficacia (siempre preocupada por la transferencia del contenido formativo a la realidad laboral) apoyo tres aspectos clave de desarrollo de la actividad outdoor que permiten obtener resultados.
- Análisis previo y recogida de información: de las conversaciones se obtiene información exhaustiva y personalizada de la organización o del grupo participante. Identificar «para qué» (sentido) y «qué» (objetivo) se quiere conseguir.
- Manejar diferentes tipos de observación en función del objetivo de la actividad: observación participante o no participante, observación propia indirecta con instrucciones previas, observación ajena directa, estructurada o estandarizada, u observación no estandarizada. Basada siempre en datos (conductas o evidencias) manejando la interpretación por parte del observador, acercándose a una observación casi científica.
- Feedback reflexivo una vez finalizada la actividad: utilizando las preguntas adecuadas, provocando la reflexión crítica o la resonancia con su cotidianidad. Buscar afirmaciones por parte del participante y del grupo desde el «darse cuenta» que permita intuir (no siempre podemos asegurar) qué acciones se llevarán a cabo en un futuro compromiso de cambio.
En definitiva, el programa Outdoor Training es una interesante actividad orientada a la estimulación del desarrollo o cambio. Y además es tan versátil que se puede adecuar a las necesidades de los participantes. Merece la pena probarlo.