Si el siglo XX ha ido experimentando modificaciones importantes en el sector educativo; los nuevos tiempos suponen una auténtica revolución en las competencias, habilidades y capacidades de la educación conocida como tradicional.
La mayoría de universidades europeas han ido incorporando, en los últimos años, el desarrollo competencial en sus planteamientos curriculares. La forma de utilizar la memoria cambia, el pensamiento crítico es necesario para la búsqueda y selección de informaciones, se empieza a ver la conveniencia de potenciar la creatividad y la gestión emocional en las aulas, el trabajo colaborativo se desarrolla en las redes y en los foros.
En cuanto a los contenidos y la metodología, el mismo impacto tecnológico los ha llevado a definirse en múltiples formas y formatos.
La Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006) contempla, por primera vez en la legislación educativa española, el concepto de «competencia digital» entre las ocho competencias básicas que deben desarrollarse en sintonía con las recomendaciones de la UNESCO. Su consecución supone el manejo eficiente y creativo de habilidades relacionadas con el acceso a la información, así como su gestión como conocimiento a través de los distintos canales y soportes digitales.
Por lo que el docente del siglo XXI debería dominar esta competencia digital. Algo que, cuanto menos, suscita algunos interrogantes. En cuanto a la competencia, ¿sólo es necesaria para llevar a cabo su función profesional? Y si el entorno educativo ha cambiado, ¿deberá adquirir nuevas habilidades? O si el perfil del estudiante delsiglo XXI requiere de otras estrategias de aprendizaje, ¿hasta dónde debe prepararse el docente?
He constatado estos últimos años que el entorno escolar y/o educativo se está “poniendo las pilas” y ha asumido la importancia de reforzar y desarrollar a sus profesionales. Por este motivo muchos de los proyectos en los que he participado se relacionan con las competencias docentes o con la evaluación del desempeño docente. Este trabajo me ha llevado a reflexionar, investigar y constatar una realidad profesional que me gustaría compartir en este blog durante todo el año 2014.
Así que cada mes, publicaré una reflexión con datos, analogías, ejemplos, y anécdotas, sobre cada una de las diferentes competencias docentes que debe presentar y se valoran en el docente del siglo XXI.
¡Hasta la próxima entrada!