Este post no pretende aportar más que una reflexión surgida a raíz de algunos comentarios escuchados en conversaciones mantenidas durante estas semanas de confinamiento.
Donde se nos ha dicho que hemos teletrabajo pero que en realidad no ha sido así.
¿Porqué no es teletrabajo?
Porque aparte de haber convertido nuestras casas en oficinas también las hemos convertido en escuelas, espacios de reunión social, lúdicos y deportivos. Así que la concurrencia de estos espacios de tiempo y vitales puede haber complicado nuestro trabajo, provocando extensas jornadas laborales y una hiperconexión con la pantalla de nuestros dispositivos.
¿Qué ha venido para quedarse?
Seguramente la frase de “esto ha venido para quedarse” refiriéndonos a toda la transformación on line de nuestras tareas y conversaciones, la hemos dicho u oído.
Como también nos hemos preguntado en que se transformará la realidad que conocíamos antes del COVID-19.
Intuyo que no lo podemos saber, no tenemos la suficiente información y aún no hemos instaurado las nuevas normas de juego. Pero, principalmente, tampoco podemos saber cómo será nuestro entorno profesional o personal porque estamos aún en proceso de aprendizaje.
¿Momento de aprender o de tomar decisiones?
Me atrevo a afirmar que quizás no es el mejor momento para tomar decisiones (nos falta información) pero si es un inmejorable momento para aprender y decidir qué hacemos con este aprendizaje en un futuro.
En este post previo al post covid-19 quiero aportar dos aprendizajes sutiles que van más allá de haber incorporado “Teams”, “Zoom” o “Meet” a nuestro trabajo.
¿Echo de menos a mi equipo?
Uno hace referencia a las relaciones entre los diferentes equipos de trabajo (jerárquicos, transversales…).
Estos días he escuchado frases como: “echo de menos a mis compañeros/as y las conversaciones de café” (la añoranza del equipo); “con la distancia hemos aprendido a llevarnos mejor. Hemos aprendido a querernos” (la perspectiva que aporta la distancia).
La distancia nos ha conducido a re-valorar, re-conocer, re-visitar la relación con las personas que nos acompañan diariamente en nuestra profesión.
¿Lideres con habilidades emocionales?
El segundo aprendizaje conecta con aquellos perfiles de gestión o dirección: acompañar las emociones del equipo.
Algunos de estos perfiles en sus conversaciones han visto a la persona más allá del profesional (aunque sólo fuera por que ha aparecido un niño o niña en medio de una reunión o por compartir el miedo que provoca una situación como la que estamos viviendo).
Comentarios como: “mi rol ha pasado de la gestión a ser un/a referente”; “he aprendido a digerir la información para pasarla de forma que se pueda asimilar”. Derivados de haber vivido situaciones de impacto emocional que han permitido desarrollar habilidades para gestionarlas.
Por lo que han incorporado una habilidad que alguna de estas personas ha nombrado como “psicológica”. Basada principalmente en la voluntad de transmitir confianza, seguridad y tranquilidad.
Y así es, el ser humano es capaz de aprender en las más diversas y complejas situaciones que pueda vivir. Y así és como invito a reflexionar sobre nuestro aprendizaje competencial para diseñar el escenario de post COVID-19.