Recuerda una experiencia donde estabas agotado[a] y te quedaste inmerso[a] en algún tema que te apasionó, descubriéndote después con energía renovada.
Nuestra energía se multiplica cuando las emociones que nos acompañan son poderosas: entusiasmo, pasión, alegría, sorpresa interés, ganas… elementos todos ellos que impactan en los resultados y en la acción.
Cuando nos involucramos en un proyecto, invertimos en él nuestra energía y nuestras emociones. Si además sentimos que este proyecto nos entusiasma, lejos de apropiarse de nuestra energía, ésta parece multiplicarse.
Pilar Jericó (doctora en Organización de Empresas) afirma que la carrera laboral de una persona se asemeja más a una sucesión de sprints que a un maratón. El buen sprinter es el que entiende los cambios de ritmo y se adapta: hay que saber cuándo descansar y cuándo esforzarse al máximo, porque la vida es cíclica.
En este sentido son cuatro los ejes que determinan el nivel de energía de una persona:
Fuente: Pilar Jericó [clausura ESADE Alumni]
- Físico (cuerpo): por lo general, la parte más olvidada en el mundo de la empresa. Pero si falla el cuerpo, falla el resto.
- Emocional: las relaciones profundas y sólidas son fuente de energía de calidad.
- Mental (pensamiento): se trata de lo que nos decimos a nosotros mismos, de lo que nos ayudamos y queremos. Como dijo Milton Erickson: «Nunca es tarde para tener una infancia feliz».
- Propósito (valores): en la medida en la que nos enfoquemos hacia los valores positivos surgidos del interior (y añado actuados) dispondremos de energía más potente.
[Foto: ppdigital/morguefile]