El reto de transformar, en ausencia de Power Point

Hace unos años empecé a colaborar en la formación y desarrollo de un equipo docente de una escuela especializada efectos visuales y animación. Recuerdo a la perfección ésa primera sesión. Los participantes no criticaron la temática, ni que se les cuestionara su pedagogía, ni tan sólo el hecho de que les llegaba una docente de una disciplina y entorno muy diferente al suyo. No. Lo que criticaron de forma contundente fue “mi Power Point”.

Ilusa de mí, pensé que esta herramienta sería una buena manera de introducir los conceptos de forma visual. Ellos, por su parte, no encontraron nada menos visual y más arcaico que mi presentación.

Esto me alentó a reflexionar sobre el uso que se hace del Power Point y, como por casualidad, encontré la siguiente e interesante observación en la ‘revista rrhhmagazine’:

El Power Point, en nuestros ojos, así como en la de muchos de nuestros participantes, es la herramienta óptima para anestesiar al público quién durmiendo con los ojos abiertos anhela con ansiedad la llegada de la pausa para despertarse, desvelarse y refrescarse mentalmente y físicamente.

El Power Point sirve para distraer de la pobreza humana del formador y de su propia incapacidad comunicacional espontánea, de su escasez de confianza y de su falta de empatía para entablar rapport con todos los individuos de su grupo durante las horas de formación y de servirles a los asistentes con dinamismo, humor, sencillez y humildad en la transmisión de conceptos.
¿Cómo se transforma en ausencia del Power Point?

Sírvase de una buena porción de pasión por servirles a los asistentes, una pizca de sentido común, empatía y atención hacia lo que está pasando, toneladas de compromiso personal del formador hacia los asistentes en que la jornada va a ser una experiencia y un aprendizaje de inmenso valor y por supuesto el sofrito de los ingredientes técnicos para dinamizar y acompañar grupos e individuos en su desarrollo, adquiridos en años de formaciones, experiencias y reflexiones junto al conocimiento conceptual a transmitir. Todo ello elaborado con creatividad, inspiración y habilidad comunicacional para su máxima transmisión.

He vuelto a ofrecer formación en la misma escuela, incluso en otros encuentros de desarrollo y aprendizaje. Y desde entonces hasta ahora, me he cuidado de brindar más relación, experiencia e intercambio entre los docentes, y menos Power Point.

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